ANTEOJOS PARA PROTEGER LA VISIÓN

12 mar 2013
El uso de lentes con filtros especiales puede ayudar a evitar la progresión del daño visual por enfermedad de Stargardt.


Stargardt APNES - Dentro de la comunidad de pacientes con enfermedad de Stargardt es común el uso de lentes especiales, cuyos cristales cuentan con filtros selectivos que bloquean el paso de determinados componentes del espectro lumínico. Este tipo de anteojos ayudan a evitar las molestias en quienes padecen fotofobia y protegen la retina de la luz solar, cuidado que en cualquier persona es importante. Pero además, en el caso específico de las personas con enfermedad de Stargardt, según está científicamente comprobado, cumplen una importante función para evitar la progresión de la enfermedad.

¿Por qué? A nivel fisiológico, el proceso de la visión se basa en ciertos intercambios químicos entre las células de la retina. Y la mutación genética que causa la enfermedad de Stargardt altera ese normal intercambio entre las células receptoras de la luz –los llamados “conos”– en la mácula y las que forman el epitelio pigmentario, en el fondo de la retina. Esa alteración hace que se acumule allí una sustancia residual denominada A2E. Normalmente este residuo es reconvertido por la química del ojo, pero en las personas con Stargardt eso no ocurre, y el A2E se acumula y se vuelve potencialmente tóxico.

En resumen, todo el mundo debe proteger la retina evitando la luz ultravioleta; pero en la enfermedad de Stargardt también la luz azul del espectro visible debe ser evitada, porque activa la toxicidad del A2E que acelera el proceso de muerte de las células y con ello, la progresión del daño.

De ahí que los anteojos que incluyen filtros para luz azul además de ultravioleta –y cuyos cristales cuentan con tonalidades que pueden ir desde el rojo hasta el amarillo, dependiendo de los usos, de la necesidad del paciente y de la indicación del profesional– sean, además de una comodidad visual, una de las principales herramientas con las que hoy cuentan las personas con enfermedad de Stargardt para ayudar a preservar la función de las células de la retina, junto con el uso de determinados suplementos dietarios como la luteína –un pigmento amarillo natural presente en vegetales como el brócoli y el maíz–, el extracto de arándano, los ácidos grasos omega 3, 6 y 9 y algunos minerales como el cinc.

Si bien no curan la enfermedad ni garantizan que no progrese, sí permiten un mejor pronóstico, y la posibilidad de preservar más células responsables de la visión central. Por el contrario, la suplementación con vitamina A que los médicos suelen prescribir en pacientes con otras enfermedades de la retina –más allá de la que se adquiera con los alimentos– está contraindicada en los pacientes con enfermedad de Stargardt.